miércoles, 29 de febrero de 2012

De estreno


Estrenado el año 2012, empiezan también otros estrenos. Me refiero a los de esta casa (que es también la suya, como está mandado). Pues a mí, escritora y decoradora (más bien montajedora) de cuentos, me encanta armar la tremolina en mi casa, merienda incluída. Empieza la temporada de dichos estrenos, con 3 títulos. (El primero lo inventó Georgina, mi amiga del blog, y yo los otros).

Expo-Meriendas.
Ami-Meriendas.
Deco-Meriendas.


Vamos a las Expo-Meriendas, o sea, Meriendas con Exposición. Hago montajes con mis cuentos, invito a la gente que se deja, vienen, miran la "expo" y merendamos.

Primero, hago el montaje de un cuento solo o varios. ¡Uf! Quitar muebles de en medio, amontonando sillones, mesas, etc. Luego, sacar los elementos del cuento y armarlo. Derrochando paciencia y trabajo, además de la indispensable imaginación, fin de la primera parte.
Luego, la pitanza. Menú, ¿qué hacemos? Mi prima Meyka, gran cocinera y decoradora de comidas, me ayuda.

Se acerca la hora de la llegada de los invitados. Carreras, Georgina viene temprano para ayudar.
-Pero, ¿todavía no te has vestido?
  Yo, obediente corro a vestirme y acicalarme.
-¡Ya están tocando abajo!
-¡Voy en seguida! Ábreles, que ya salgo.

Y salgo. Saludos y "vuelta al ruedo", quiero decir, a la cocina. Ojo a los canapés, ¿se han sacado los sandwiches de la nevera?
-¿Qué quieren tomar?

Cuando reunimos a todos los invitados, hacemos el recorrido por la "expo" mientras les explico el cuento. Luego comemos. Cosas ricas. Al final, rifa - de algo que "salga" en el cuento; y, si hay niños, actividades sobre el tema de los mismos.

Mi prima con la parte física (comidas) y yo con la espiritual (fantasía) intentamos que el personal se vaya satisfecho de cuerpo y de alma. Algo así como "Pan, amor y fantasía", película italiana que tuvo su "remake" español con Carmen Sevilla: "Pan, amor y Andalucía". Bueno, pues aquí, "Pan, amor y Canarias"... Y a mucha honra. (Continuará).

miércoles, 15 de febrero de 2012

Generosa Meyka



Este pasado sábado, manifestación familiar a favor del marido de mi prima-gemela Meyka, que cumplía, no precisamente primaveras pero sí unos espléndidos finales de invierno.

Para esas "entrañabilidades", una de las hijas dispone de una azotea con barbacoa y demás adminículos para celebrar fiestas con comodidad y sin demasiado quebranto de los (las) organizadores.
Comimos, bebimos, tarta ritual, café y sobremesa. Y llegó el momento de las ofrendas al cumpleañero. Yo quedé la última, pues tenía mi plan. Y la ofrenda la empecé al revés, no por el marido sino por la mujer, mi prima, que en realidad no cumplía nada en esa fecha.
Y es que la interfecta es el alma y vida de las meriendas que doy en casa. Cocina bien y lo presenta aún mejor; por lo que tengo con ella una gran deuda.
Me coloqué en el sitio adecuado con unas flores, tarjeta y discurso:

    "Yo quería rendir públicamente homenaje a mi prima Meyka, la más generosa entre las generosas. Porque las terribles meriendas que doy en mi casa no serían nada sin su ayuda, sus delicias culinarias, su buen hacer. Con mucho trabajo y una tía inválida a la que atender, la llamo y allí está ella siempre, dispuesta, sacrificando lo que sea. ¡Hasta el culebrón de la sobremesa!
El otro día, por mí, el surrealismo y una merienda, renunció al emocionante capítulo 226-bis de "Conrada la honrada se casa con Sigfrido el sufrido".
Los héroes culebrinos, separados en interminables episodios por la incomprensión, el cerrilismo ajeno, por mares y océanos, terremotos, huelgas de transporte y un sinfín de majaderías, se reencuentran en el capítulo de marras y se van a comer una pizza, que ellos son muy modernos y no creen ni en las perdices escabechadas ni en lo de "felices para siempre".
Pues a tal grado sublime llegó el sacrificio de mi prima, metiéndose en la cocina y renunciando al dichoso capítulo del reencuentro, que prometía ser de arrebatadora cursilería y para el que se había preparado primorosamente, con dos cajas (tamaño gigante) de clínex.
Por tanto, que conste mi agradecimiento y mis mejores deseos para el próximo culebrón".

Fin del discurso, ofrenda floral, tarjeta y beso.

Y le llegó el turno al marido de mi prima, verdadero protagonista de la fiesta:

     "Y como "detrás de una gran mujer hay siempre un gran hombre", mi felicitación  de cumpleaños para el afortunado cónyuge".

Le regalé un lápiz gigante para escribir sus memorias, una goma enorme "Para borrar los grandes errores" (si los hubiere, digo yo, sin ánimo de ofender) y una campana "Para tocar cuando desee que le sirvan algo". ¿Servir? Ya puede tocar todo lo que quiera...

En cuanto a las tarjetas que les regalé, tengo permiso para revelar lo que escribí.

La de mi prima:

      Las meriendas, el surrealismo y yo, estamos muy agradecidos.
              ¡Ave, Meyka!
              Los que van a comer
              (y a engordar)
              te saludan.

La del homenajeado:

      Muy feliz cumpleaños para el gran hombre
      que está ¿detrás? de la gran mujer.

Es muy extraño esto de la generosidad de las personas. Hay quien se niega a hacer un favor; quien se limita a dar lo que se le pide, sin más. Y el que se vuelca, yendo más allá de lo solicitado. Pero una persona, como mi prima, que renuncia a su placer, a su rato de ocio (muy necesitado, además) para ayudar a otra... En este caso, yo... Pues la verdad es que me produce una sensación bastante rara.