sábado, 31 de marzo de 2012

SIX. Crónicas Albionas. "Un castillo que pudo estar encantado".




No sé si el de Leeds, adonde fuimos ayer, lo estaba. Pero yo sí que estoy encantada. Con la visita de antes de ayer a Stonehenge, creí que mi capacidad de asombro estaba ya repleta. Pero no. Me quedaba suficiente para la visita al castillo de Leeds, en Kent. Con casi 900 años de antigüedad, no es sólo el castillo en sí sino su entorno. Pues está construido en medio de bosques y parques de ensueño. Con lagos y cascadas. Además de los consabidos cisnes y patos, había pavos reales. Trabajo nos costó que uno de ellos posara para nosotros; al parecer, tenía su horario de exhibición. El caso es que, al ir nosotros hacia el castillo, tenía la cola plegada y se mostró muy descortés. Pero, de regreso después de la visita, sí que desplegó la cola y nos obsequió con una magnífica colección de poses; parecía una auténtica "diva", pavoneándose (nunca mejor dicho) a placer. Sólo le faltó firmar autógrafos. Había cisnes negros, que anidaban en el centro de uno de los lagos; la hembra, empollando los huevos y el fiel compañero, en el agua, no se separaba de ella. He oído que los cisnes se emparejan para toda la vida.
 
Después de tantas emociones, nos fuimos al "pub". Una buena "pinta" de cerveza y "pies" completaron el día.
 
Son muy graciosos, los nombres de los "pubs" ingleses: "Shy horse" ("El caballo tímido"), "The cap in the hand" ("La gorra en la mano"). Y otros que ya me acordaré.

viernes, 30 de marzo de 2012

FIVE. Crónicas Albionas. Otro asesinato y Stonehenge, por fin.


 
Este dichoso ordenador inglés, de mis hijos, que ha asesinado los acentos, abrir interrogación y no sé cuántas cosas más. Como buen inglés, suprime la eñe. ¡Nuestra preciosa eñe, la de "España cañí"! Este ordenador shakespeariano aprovecha para insultar nuestra riquísima lengua. ¿Qué tiene Shakespeare que no tenga nuestro Cervantes? Pues nada, el ordenador, como si nada. Algo así como Shakespeare vs. Cervantes. Y yo, en el medio, escribiendo con una incomodidad tremenda.
 
Y Stonehenge, por fín. Tantos años viniendo a Inglaterra y nunca había ido a ver uno de mis sueños. No está muy lejos de aquí, a una hora y media. Y creo que tengo que terminar porque Stonehenge me ha dejado sin palabras; se me puso la "piel de gallina". Aquellos brutos de hace 5.000 años resultaron no ser tan brutos, si pudieron hacer algo tan fantástico. "Sinfonía de piedra", que diría Unamuno. ¿Sólo una sinfonía? Menuda orquesta, retumbaba entre aquellas piedras que rezumaban magia, misterio, maravilla y un montón de palabras que empiezan por "m". Y ya no puedo decir nada más.

jueves, 29 de marzo de 2012

FOUR. Crónicas Albionas. "Asesinatos-2".


 
Un día inglés. Me levanté por la mañana y eché un vistazo al jardín asesinado. El sol se puso a brillar con todas sus fuerzas, tal vez en un intento de paliar mi disgusto; muy amable de su parte, pero no lo consiguió.

Luego me fui a Kingston. En la parada del autobús había una vieja viejísima, cordilleras de arrugas en la cara y cuatro pelos blancos; debía tener por lo menos 102 años. Fumaba como un carretero, en lo que llegó el autobús -que tardó bastante- se fumó dos pitillos. Había, en el autobús, un cochecito para bebés gemelos. Eran dos niñas pelirrojas preciosas, de unos 6 meses de edad. Una dormía en el cochecito y la otra parloteaba en brazos de su madre, que se la comía a besos. Lo primero, al llegar a Kingston, visita a "mi" puente medieval, Clattern Bridge, llamado en la Edad Media Clateryngbrugge por el sonido de los cascos de los caballos al cruzarlo.
 
Había un montón de chicos y chicas con una especie de togas y gorros cuadrados con borla colgando. Les pregunté y me dijeron que se habían matriculado en la universidad de Kingston para estudiar Diseño Gráfico. Se dejaron sacar fotos.
 
Deambulé por el pueblo, fui al super a comprar pan para los cisnes (como les prometí ayer) y, al mediodía, me fui a comer el bocadillo al cementerio de la iglesia; increíble remanso de paz en medio del bullicio del gran centro comercial que es Kingston.
 
Finalmente, antes de volver a casa, me acerqué al río. Llevaba preparada una bolsa con el pan desmenuzado. Los cisnes, contentos de que yo hubiera cumplido mi promesa, se acercaron y lo devoraron todo. Me dieron las gracias, les dije adios y me marché.

miércoles, 28 de marzo de 2012

THREE. Crónicas Albionas. "Cosas feas y bonitas".


Hoy volví a deambular por Kingston, entre lamentos por la pérdida de mi tienda Past Times, mi favorita. Cumplí algunos encargos que me hicieron en Las Palmas: una taza-termo para una amiga (con un pequeno secreto que ya contaré), y cosas para mis hijas. En una de las tiendas, viendo que soy extranjera, la cajera intentó robarme. Me di cuenta, pero no quise avergonzarla... No lo conseguí. Me explico: el pensamiento es lo más rápido del mundo, y en unos pocos segundos pensé en marcharme sin reclamar la vuelta que se me debía y que la cajera retuvo para ella. Pero, también en segundos, el cerebro dio la orden y no la pude evitar: "No change?" Un poco corrida, la cajera me lo devolvió; lo siento. Sólo eran unas pocas libras, y la verdad es que no valía la pena avergonzar a la muchacha.

Qué curiosos son estos pueblos ingleses. Kingston es un centro comercial "pululante" de gente. Pero en el mismo centro, hay una iglesia que tiene casi 300 años y, como todas las iglesias inglesas, tiene cementerio; allí mismo, en medio de todas las tiendas. Una parte tiene las tumbas, con sus lápidas, y la otra es un parque. Como hace buen tiempo, estaba lleno de gente. Allí me comí el bocadillo al mediodia, disfrutando como "un cosaco" de algo que a mí me parece extraordinario. En el jardin del cementerio, rodeado de tiendas y bullicio, había una paz y un silencio asombrosos. Había árboles muy grandes y un sauce llorón precioso; había palomas y ardillas. Qué paz y qué apacible parecía el mundo desde allí. 

Me fui al Támesis, a tomarme el helado de postre. Había montones de cisnes (¿habría sido alguno de ellos el Patito Feo?). Me apoyé en la baranda y vinieron a pedir comida; también los patos. Les prometí llevarles algo mañana.

martes, 27 de marzo de 2012

TWO. Crónicas Albionas. "Asesinatos".



Eso he dicho, pero no necesariamnente de personas. Cuando se ama mucho algo, su pérdida puede equivaler a un crimen. Eso me ha ocurrido con "mi" jardín, pelado miserablemente.

Hoy fui a Kingston, un pueblo no muy grande donde está el Centro Comercial. Y a esos asesinatos me refería: mi tienda favorita, que tanto ha contribuido con mis montajes, vendiendo lo que yo necesitaba, ha expirado. Me entraron unas ganas terribles de llorar, pero lo aplacé para el mediodía, cuando me fuera al río con mi bocadillo a llorar con los cisnes. Deambulé por el pueblo, de disgusto en disgusto, encontrándome que todas "mis" tiendas habían expirado. 

Ya hacia el mediodía, al visitar la última de las tiendas asesinadas, una japonesa que me gustaba mucho, me fui al Támesis con el bocadillo y lloré con los cisnes.

lunes, 26 de marzo de 2012

ONE Crónicas Albionas.



En este primer día de mi estancia en la Pérfida Albión, se empiezan a cumplir mis planes. Belleza: está todo precioso. Naturaleza: los árboles siguen vestidos de invierno, desnudos, más bien, con las ramas peladas.Pero hay algunos muy bonitos, con flores rosas o blancas; no sé qué árboles son, pues no parecen almendros ni cerezos. Casi no hay flores, pero ya empiezan a despuntar algunas florecillas valientes. Fui con mis hijos al "súper" (que aquí abre los domingos) y, como siempre había por los alrededores un montón de cuervos negros. Creo que van por la comida que tiran a la basura. Recuerdo uno, muy popular, que se subía a los carritos de la compra; era un cuervo muy manso, la gente lo respetaba y nadie le hacía nada. Luego fuimos a comer a un "pub", el "pub" más inglés de todos los "pubs" ingleses: moqueta estampada, recovecos, rincones con sofás "chester", oscuro y de techo bajo... Me hacen gracia esas cosas tan inglesas.

Al despertarme, fui corriendo a llorar sobre el jardín asesinado, según conté ayer.

sábado, 24 de marzo de 2012

La Crónica anglo-canaria y las flores enfadadas.



Hoy sábado me voy a la Pérfida Albión, a visitar a mis hijos y a sus gatas. También a la casa, pero no al jardín, motivo de disgusto: lo han pelado, podado, despiadadamente, quitándole el encanto salvaje y misterioso que tanto me gustaba.

Desde allí enviaré las Crónicas Albionas. Pienso dedicar mi tiempo a varias cosas. Misterio: Stonehenge. Historia: castillos medievales. Literatura: leer mucho y quizás la ruta de algún escritor. Belleza: todo. Naturaleza: bosques, ríos, cisnes. A mí: estar en Inglaterra. Sí: amo a mi Rubia y Pérfida Albión, tanto como la odiaba cuando tenía suegra.

Quedan interrumpidas, por el momento, las Expo-Meriendas.
En la última, conté que había puesto un jarrón que estaba empeñado en dos anturios enanos color verde pálido. No los encontré, y se conformó con dos tulipanes de "un leve tono malva". Pero, ¡ay!, fue a las flores a las que no les gustó el jarrón y se volvieron horribles.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Mi querido escritor, James Krüss. Hijo Adoptivo de Gran Canaria.



La semana pasada fui al Teatro Cuyás, a la entrega de Honores y Distinciones. Se nombraba Hijo Adoptivo a James Krüss, un escritor alemán afincado en Gran Canaria durante muchos años hasta su muerte, ocurrida también hace muchos años. Siempre me extrañó que no se hablara aquí de James Krüss ni se le hiciera ningún homenaje; alguien que tanto amaba a estas islas en general y a esta isla en particular.

James Krüss nació en Helgoland, una isla minúscula en el Mar del Norte. Después de servir en la Segunda Guerra Mundial y alcanzar la fama como escritor, se vino para acá, a una preciosa casa por el barranco del Guiniguada. Y allí lo conocí. Yo y los de la Asociación Andersen para la Literatura Infantil. Pues dicha Asociación sí que se ocupó de él, y le dedicamos unas Jornadas en Maspalomas. Y también le hice una entrevista "imaginaria y mágica", que se publicó en el Diario de Las Palmas el 28 de Marzo de 1996.

Fuimos varias veces a su casa, y a la gran fiesta que se le preparó cuando recibió otro premio más, creo que el del Mérito al Trabajo, por el gobierno alemán.

Contaré la anécdota de esas Jornadas en Maspalomas. Fue muchísima gente, y también escritores e ilustradores de la Península. Al  terminar las Jornadas, nos volvimos a Las Palmas, con tres coches cargados de personas y de todo el material que habíamos necesitado. En mi coche venían los libros del escritor (en varios idiomas), discos de los años 40 y 50, material de sus actividades con niños y en colegios; y también sus premios, entre los que estaba el preciado Andersen (el Nobel de la literatura infantil).

El plan que teníamos era dejar los coches por la zona del mercado de Vegueta, llevar a los peninsulares a ver nuestras bellezas (el CAAM, Casa de Colón y Museo Canario, entre otras) y luego trasladarlos al aeropuerto para su regreso a la Península.

Pero yo... Bueno, la verdad es que soy desconfiada y no me gustaba mucho la idea de dejar aparcado el coche en ninguna parte, cargado como estaba con los tesoros del escritor. Conque me empeñé en "darme un salto" a mi casa y descargar el coche y la conciencia. Dicho y hecho. Luego, regresé a Vegueta y aparqué por allí, menos desconfiada pero más calmada. Nos lucimos ante los visitantes, comimos y fuimos en busca de los coches para el traslado al aeropuerto. Mi coche, vacío, y en los otros dos, como ya dije, el material de las Jornadas, equipajes, etc. Lo habían robado todo.

Tengo algo que me regaló James Krüss, que aprecio como un tesoro. Es una libreta en forma de libro hecho en "collage", todo a mano. Está ilustrado con recortes de revistas, apropiados al texto, escrito de manera ingeniosa. La pena es que está en alemán y no lo entiendo. De visita en su casa un día, tenía el libro por allí y me puse a mirarlo con mucho interés, porque yo también hago "collage". Viendo mi interés, James Krüss tuvo la generosidad de regalármelo. Lo tengo en mi lista de cosas a salvar en caso de incendio o catástrofe; después de la perra, claro. Ah!, y de mi hija.

martes, 13 de marzo de 2012

¿Por cuál vamos?


Estando tan inmersa en meriendas, las Expo-Meriendas, donde se conjuga la pitanza con los relatos fantásticos y mis montajes, casi no recuerdo las otras comidas del día, a saber: desayuno, almuerzo y cena. ¿Por cuál vamos ya? Vino Pepa Aurora (nada -o todo- que decir de ella), Yolanda Díaz, autora de un precioso libro sobre los cuatro elementos; Mario Antúnez con su mujer, y las hermanas Sánchez Brito, dignas representantes de escritores canarios. Creo que todo fue "stupendo", como diría "el Forges".

¿Se acuerdan de mi manía con los jarrones? Tengo uno azulón, de cuello largo y volante de cristal; quería ponerlo en el aparador de la cocina, con unas flores. Pero él (sí, el florero) reclamaba dos anturios pequeños verde pálido. Traté de conseguirlos, pero no los encontré. Y si yo me empeñaba en otras flores distintas, puede que el dichoso jarrón se rajara, del disgusto. Por fin aceptó dos tulipanes, muy delicados, de suave color malva. Pero, al parecer, fueron las flores las que no estaban a gusto con el jarrón: se marchitaron en seguida.

viernes, 2 de marzo de 2012

Flores, floreros, flores.



Hemos inaugurado la temporada de las Expo-Meriendas - nombre muy apropiado inventado por Georgina. Montaje, merienda, cuentos y jarrones.
La primera la organizó ella; no conocía yo los nombres de los invitados, por lo que me pareció que sería una cita "a ciegas". Luego resultó sólo "tuerta", pues vino Juan Carlos de Sancho, amiguísimo de muchos años, una amiga que trabaja en la Casa de Colón y otros conocidos entre desconocidos.

Para la ocasión compré unas rosas y las puse en el florero que les gusta a ellas. ¿Ellas? Sí, las rosas. Los floreros son otra de mis manías. Tengo muchos, creo que más de 20.
Pues yo pienso que cada florero requiere un tipo de flor, y cada flor, viceversa. Creo que tanto uno como otra se sentiría incómodo, y hasta infeliz, si no se compaginaran. Es como vestir con mal gusto o de forma inapropiada (que no necesariamente ha de ser algo caro ni lujoso).

Tengo una copa plateada que sólo quiere margaritas, y hay que ver cómo se ponen de contentas, tanto las flores como la copa, cuando se encuentran.
Un florero con una especie de estrella de madera, sólo acepta algunas gerberas; aunque, de vez en cuando, disfruta con 2 anturios.
Otro, de cuello largo y volante de cristal, llora si no lo complazco con una cala solitaria.
Los tengo en forma de tintero antiguo (de un anticuario de Barcelona), que aman los capullos de rosa de leve tono añejo.
Los floreros de forma ovalada, para los gladiolos...
Los sencillos de cristal transparente, sueñan con la primavera y son felices con un ramo de flores variadas.
Uno blanco, liso, se muere por las flores blancas.
Y un florero estampado, de porcelana inglesa, siente nostalgia de su país... Lo cual me ocasiona grandes molestias para encontrarle la flor adecuada. ¡Estos ingleses! (Si lo sabré yo, que me casé con uno). Yo también viví en Inglaterra, y sentía nostalgia de mis islas...; y me aguantaba; y nadie tenía que comprarme flores especiales, que ya me bastaba con los bosques ingleses, hermosos como jardines de dioses. Y hasta conocí las 4 estaciones...
Pero este florero inglés, aquí, lo único que tiene es el mar (también digno de dioses, por supuesto). Para mí es maravilloso, pero a él no parece impresionarle demasiado. En fin...