viernes, 27 de enero de 2012

Capítulo 8 - Saramago, "El Nobel que vino de incógnito".


El 12 de Septiembre de 1995, Saramago me escribió una carta. En ella, y en portugués, se disculpa por no haber respondido a la mía del 19 de Julio. Me comenta lo de su viaje rápido a Las Palmas; que en cuanto regresó a casa cortó todos los lazos con el exterior, único modo de trabajar en su libro "Ensayo sobre la ceguera". Pero que por fin está terminado, "já posso respirar" y, poco a poco, va poniendo al día la correspondencia que se había acumulado. Supongo que necesitaría un hondo, gigantesco suspiro (y respiro), después de escribir semejante libro.

Siguiendo con su carta, pongo sus propias palabras en portugués:
    "Lendo as tuas palavras, compreendi, uma vez mais, que o maior prémio para o escritor é a rede de afectos que o liga aos seus leitores, estas palavras, os encontros quando acontecem, essa espécie de necessidade mútua que os une, como a da terra e das raízes. De facto, é a terra que alimenta as raízes, mas são as raízes que proclamam a fecundidade da terra".

Si alguien me reprueba por hacer pública una carta privada, le diría: Que grande egoísmo sería guardar una carta así para mí sola. Me parece, sencillamente, maravillosa. (Continuará).

No hay comentarios:

Publicar un comentario