miércoles, 9 de mayo de 2012

Capítulo 10 - Saramago, "El Nobel que vino de incógnito".



Sin lugar a dudas, l995 fue un año muy "saramaniego". Las Jornadas en Lanzarote del Colectivo Andersen, la conferencia de clausura dada por Saramago, envío de fotos y cartas que él publicaría en "Cuadernos de Lanzarote I (1993-1995)", etc.

Al acercarse el cumpleaños de Saramago, el 16 de Noviembre, el Colectivo Andersen quiso hacerle un regalo para agradecerle todas sus amabilidades. ¿Qué le ofreceríamos? Problema resuelto, ya que "su" regalo lo había comprado yo y, desde tiempo inmemorial, esperaba a su dueño.

Qué raro suena todo esto, ¿verdad? ¿Cómo es que yo le había comprado un regalo a Saramago, cuando ni se había hablado de darle algo en su cumpleaños?

Es que yo siempre tengo preparados algunos regalos, tanto para los cumpleaños como para los "incumpleaños", que son los otros 364 días del año (o 365, si es bisiesto).

Es una de mis muchas manías. Otra (como ya conté) es la de los jarrones; tengo más de veinte, creo, ya que "me piden" un tipo determinado de flor.

En cuanto a los regalos, siempre he tenido un armario donde los pongo para que esperen a su dueño cuando llegue la ocasión. Porque no me gusta regalar por obligación (aunque a veces hay que hacerlo). Me gusta que el regalo sea algo personal, algo que guste y haga feliz a determinada persona; que no sea una simple obligación social.

Para eso, cuando veo algo que me gusta, lo compro y lo guardo en ese armario. Lo compro pensando en las personas que conozco, para dárselo cuando llegue la ocasión, como ya dije. Los de "incumpleaños" son regalos-sorpresa, que me gusta dar porque sí, sin ninguna razón, sólo porque le gustaría a tal persona. Por supuesto, no siempre encuentro cosas para todas las que conozco. Y, a veces también, compro algo sólo porque me gusta; incluso sin conocer a su futuro dueño.

Y con respecto a Saramago, hacía mucho tiempo que había visto, en un anticuario, un atlas muy antiguo; sólo de España y Portugal y escrito en portugués. No conocía todavía a Saramago, pero lo había leído y me gustaba mucho. El atlas era especial y me gustó. Y, como nunca se sabe, lo compré..., lo coloqué en su lugar en el famoso armario y allí esperó a que lo reclamara su dueño.

Así que, cuando el Colectivo Andersen decidió regalarle algo a Saramago para su cumpleaños el 16 de Noviembre de 1995, sólo tuve que ir al armario, rebuscar entre otras muchas cosas (que también esperaban dueño), envolverlo bien y quedar como reyes.

Y si alguien no se lo cree, espere a lo que, respecto a "regalos en busca de dueño", les voy a contar mañana.

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