Prometí ponerme al día... y aquí estoy.
6 Junio 2012
“Mural gatuno”.
El 31 de Mayo, con
motivo del Día de Canarias, fui al Colegio Iberia a presentar y contar 7
+ 1 Ocho leyendas canarias. Están en forma de posters sobre cartón pluma; el texto (extractado) y fotos de mis montajes.
Empiezo así, dirigiéndome al respetable infantil:
- Les voy
a contar ocho leyendas canarias. Pero las islas son siete, así que sobra una.
¿Cuál?
Los niños piensan,
y por fin unos cuantos lo dicen: “¡San Borondón!”.
Pues sí: la isla
que se ve y no se ve. Y es porque San Borondón se esconde, ya que tiene un
secreto que le da mucha vergüenza.
En una
visita anterior al Colegio Iberia les había contado A los gatos les
gustaba Ana. Previamente a mi visita, los niños lo
habían leído y trabajado en clase. Al contarlo yo, le añadí otro final y un
niño saltó:
- ¡Eso no
sale en el cuento!
- No,
porque es otro final que inventé después. Y puedo inventar 20 más.
Al terminar, la
profesora Srta. Loli les propuso a los niños un ejercicio: escribir cada uno un
final distinto del cuento, que luego me entregarían.
Y eso hicieron: un “Mural
gatuno”, un trabajo que me parece extraordinario.
Fui a recoger el
mural, que llega casi al techo. En él han pegado todos los escritos de los
niños, recortes de gatos y dibujos. Estoy loca con el mural.
No es sólo el
trabajo de los niños sino la labor de la profesora, repito, me parece
extraordinario. Correspondí, como está mandado, con una tarjeta “gatuna” para
los niños y un regalito para la “profe”: un gato de los que “salen” en el
cuento. Montones de gracias a todos.
Los niños me habían
hecho muchas preguntas cuando presenté el cuento; y como no las podía contestar
todas, me las pusieron por escrito. ¡Ay! Tengo que devanarme los sesos, para
responderle a cada uno. Y es que las promesas hay que cumplirlas. Sobre todo
tratándose de niños, que son muy formales.
“El rayo verde,
bailes canarios y mojo colorado”.
El 29 de Mayo,
víspera del Día de Canarias, fui al Colegio Mesa y López, a presentar 7 + 1 - Ocho leyendas canarias.
En la de Gran
Canaria, “La leyenda de Ocaso y Aurora” hablo de las puestas de sol en la playa
de Las Canteras y del rayo verde, un fenómeno que se observa pocas veces, en el
instante de desaparecer el sol en el horizonte. Esto tiene mucho que ver con el
tema de la leyenda.
Hay una novela de
Julio Verne que se llama El rayo verde. Trata de una muchacha huérfana criada por dos tíos solterones que le
buscan un novio. Pero ella, que no estaba muy conforme con el novio, y habiendo
leído algo acerca del rayo verde, dice que no se casará hasta haberlo visto.
Así que los complacientes tíos emprenden un viaje en busca de las condiciones
atmosféricas que les permitan ver el fenómeno. En uno de los viajes se
encuentran con el pretendiente, que es un pelmazo insoportable, y además la muchacha
conoce a su verdadero amor. Y al final de la novela, cuando por fin logran ver
el rayo verde, lo ve todo el mundo menos los novios que, distraídos, se estaban
mirando a los ojos ajenos al resto del mundo.
Les enseño a los
niños el libro de Julio Verne; aunque no creo que su lectura sea muy apropiada
para esas edades (8-10 años), ya que está escrito al estilo antiguo, propio del
siglo XIX, un tanto recargado. Sin embargo, la historia es muy bonita, como
todo lo de Julio Verne…
En el Colegio
Mesa y López habían puesto mi nombre en varios sitios,
y debo reconocer que lo agradezco.
Después de las
Leyendas, fiesta en las aulas. En la clase del profesor Mario Antúnez (hay que
ver cómo lo quieren sus alumnos), baile y picoteo. Me sorprendió ver que casi
todos los niños sabían bailar bailes canarios. Entre otras cosas, unas papitas
arrugadas y el mojo colorado especialidad de Mario, que estaba riquísimo.
Disfruté como un cosaco. Después no pude almorzar…
“Merienda de
música y nata”.
El 31 de Mayo,
merienda nostálgica en casa. Entre amigas y primas, 4 mujeres que nos reuníamos
cada domingo hace … años. 3 Cármenes y 1 traidora al nombre (Mª Mercedes). Una
de las Cármenes vive en Madrid, y hacía mucho tiempo que no nos veíamos. La
célebre reunión era para recordar las de nuestra juventud, las “Meriendas de
música y nata”.
En casa de mi
prima, que poseía el lujo de un tocadiscos, cada domingo por la tarde
asistíamos al ritual de escuchar música clásica y atiborrarnos de nata. En buen
canario, nos “jincábamos” un buen litro de nata. Con fresas y dulces. No es que
le pusiéramos nata a ellos, sino al revés: para no tomarla sola, a la nata le
añadíamos las fresas y los dulces, como algo secundario. ¡Y estábamos delgadas
como cañas!
Pues, como digo, en
esta merienda nos repetimos nosotras amén de la música clásica y la nata; con
fresas y los dulces llamados “lengua de obispo”.
Pero, claro, a
estas alturas de la vida: la nata, estrella de la merienda, con cierta
moderación…
Intercambio de
vivencias, concurso de achaques y la alegría de vernos juntas después de tanto
tiempo.
Como en estos
momentos tengo una exposición en casa (de mis cuentos), la madrileña no se
escapó sin que yo se la enseñara, aunque se mostró muy complacida por la
ocasión de verla. Todo ello, borrachas de nata al ritmo cadencioso de Chopin y
Mendelssohn.
Me hubiera gustado
algo nostálgico… Un tocadiscos antiguo y discos de vinilo (que los tengo); pero
el concierto fue en modernos CD, algo anacrónico en medio de tanta vetustez.
¿Será posible? Las 4 mujeres juntas sumábamos varios siglos; incunables, como
quien dice.
Puse flores, por
supuesto. En 3 jarrones muy raros, que parecen marcianos. Y conseguí
crisantemos blancos, que es la flor que les gusta a “ellos”.
Así que todos, las
3 Cármenes, la traidora al nombre y los jarrones, fuimos muy felices.
“Feria del Libro
en Santa Cruz de Tenerife”.
26 de Mayo. Fui a
Tenerife, quedándome en casa de Ruth y Jóse, unos amigos tan antiguos como
estupendos.
Objetivo: la Feria
del Libro en Santa Cruz. Y allá fuimos Georgina y yo, bien pertrechadas con los
rollos de mis montajes y cuentos.
El inventario era
pavoroso: los posters de las ocho leyendas
canarias, dos carteles anunciando mis excelencias, el cuadro del “Ojo espía”
(del cuento A los gatos les gustaba Ana), el frasco
del ungüento que curará a la Reina de las Hadas, etc.
Creo que todo
resultó muy bien. Igual que aquí, en la Feria de Las Palmas, dos actores (Idaira Santana y César Yanes) representaron el cuento A los gatos
les gustaba Ana. Con música y todo. Inventada por
ellos y también el famoso “Estando el señor don Gato…”, tan entrañable en
nuestra niñez. El estribillo “marrama-miau-miau-miau” fue coreado por todos, hasta
por la fuente; yo la oí, palabra. ¿Quién podría
resistirse a algo tan pegadizo? Creo que hasta el sol quiso sumarse al
jolgorio, pues nos cascó de lo lindo; sudamos a mares.
En la carpa
“capitana” me presentó Tazirga O. García; tiene una librería en La Laguna y dos
niñas que son un encanto. Y yo presenté al respetable y a todo el que quiso
escuchar (árboles, pájaros y fuentes incluidos) A los gatos les gustaba Ana y el inédito 7+1 Leyendas canarias,
que para eso fuimos cargadas de posters.
Me encantó la feria
de Santa Cruz. El entorno, en el parque García Sanabria, un bosque con fuentes artificiales; los talleres tan interesantes, el
numeroso público, que compraba y paseaba con niños y perros…
En fin, me gustó
todo. Dimos una vuelta por la Feria, mi amiga Ruth y yo, y encontramos a Elsa
López, que al día siguiente presentaría su nuevo libro
Una gasa delante de mis ojos, una visión muy
particular sobre la figura de Alfonsina Storni.
Ya había estado con
Elsa la semana anterior, en el Ámbito
Cultural de El Corte Inglés, aquí en Gran Canaria, donde lo había
presentado. Aquí lo tengo, con la dedicatoria de Elsa; no lo he leído aún, pero
lo espero de la misma categoría que los anteriores.
Uno de los libros
de Elsa López, Las brujas de la isla del viento, es impactante.; la dedicatoria, bonita y alegre: “A Melu, para que
vuele con mis brujas muy cerca de mi corazón”.
Una de las brujas
de la novela era precisamente Ruth, mi amiga; pero sólo se parece a la de la
novela en que tenía una librería especializada en literatura infantil. Yo
estuve en su librería, en aquellos buenos tiempos, y Ruth había hecho de su
tienda un rincón delicioso para encuentros con niños y cuentacuentos. Lástima
que ya no la tenga.
Esa novela de Elsa
López, Las brujas de la isla del viento, narra la
historia de un grupo de mujeres ingresadas en un centro psiquiátrico; una
historia de pobreza y maltrato que conmueve.
Hace mucho tiempo,
cuando la leí, marqué una página para preguntarle a Elsa por los nombres de
varias islas: la isla de los Bienaventurados, la isla de los Pájaros, la isla
de los Carneros… Me intrigan esos nombres. ¿Son de leyendas? Con el tiempo que
ha pasado, creo que ya es hora de preguntárselo a Elsa.
Estuve también con Víctor
Jaubert, que me encanta cómo dibuja. Ha ilustrado uno
de mis cuentos, El reloj zurdo, que empieza
en un palacio “con mago y miriñaques” y termina con el reloj en una tienda de
segunda mano (una de las tiendas que tienen los drogadictos rehabilitados, unos
chicos serviciales y de mucho mérito a quienes regalo muchas cosas).
Sigo en Santa Cruz.
Los dichosos posters de las leyendas canarias
estaban colgados en la “nao capitana”. Me habían invitado a dejarlos allí toda
la semana y luego los recogería pero más tarde recordamos que la semana
siguiente los iba a necesitar para los dos colegios, como ya dije. Así que, al
día siguiente, domingo, fuimos Ruth y yo a la Feria a sacar los posters de la carpa. A las 12.30, Elsa López presentaba su libro, el de
Alfonsina Storni, y nos quedamos con ella. Estupenda Elsa, como siempre. Mujer
valiente e inteligente, la admiro mucho.
Y por fin, almuerzo
rápido en casa de Ruth y Jóse, despedida tristona. Triste y contenta, pues
tengo mucho que agradecer a los de la Isla Picuda.
La de la Isla Redonda agradece la hospitalidad y amabilidad demostrada al
presentar yo mis cuentos. A toda la gente de la Feria del Libro, organizadores,
público, etc. A los actores que representaron “A los gatos les gusstaba Ana”
con la maravillosa e inestimable ayuda de Enzo Scala –Director de la Ecuela
Arte de Canarias en Tenerife; estuvieron
estupendos. Y a los medios de comunicación, la prensa; muy amables por ocuparse
de mí.
Después de tantas
emociones, vuelta a casa en el barco de Armas. Tarda 3 horas y me encanta ver
el mar, pero en seguida me duermo.
Volví cansada,
encantada y creo que algunas palabras más terminadas en “ada”. (Bueno, como
hada pero sin hache). Después de unos días, vuelvo a la tarea...
Pepa Aurora me me había invitado a formar parte de un jurado para elegir a los mejores niños
narradores de cuentos. Organizado por Radio Planeta de Agüimes (Gran Canaria) y
participaban tres colegios del Sur: Arenas, Tajinaste y Beñesmén. La final
sería dos semanas más tarde.
Y el 7 de junio
estuve en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés, en la clausura de cuentos
escritos por niños. Los premiados leyeron los suyos y, de verdad, sorprende la
imaginación y el ingenio cuando dejan el ordenador.
Todo el acto estuvo
muy bien (como tenía que ser, siendo El Corte Inglés). Yo presenté mis 7
+ 1 Ocho Leyendas Canarias. Y cuánto me gustaría
que esos niños no perdieran las buenas mañas y siguieran escribiendo.
Llegó el lunes.
Lunes, 11 de Junio, murió mi tía Lola, la persona
más extraordinaria que he conocido en toda mi vida. http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=264464
Fui de nuevo al
Sur, a la clausura del concurso de niños narradores de cuentos, organizado por
Radio Planeta. El acto se celebró en el Teatro Cruce de Arinaga y estuvo muy
bien.
Unas niñas (bueno,
no tan niñas) de una escuela de baile, bailaron vestidas de odaliscas. Hubo
música y, por fin, después de deliberar el jurado, la entrega de premios. Los
tres colegios participantes, Arenas, Tajinaste y Beñesmén, se lo habían
“currado” mucho y los niños respondieron. Yo estuve muy contenta, pues las
personas… todo fue muy agradable.
Aunque con la
sombra por la pérdida de mi tía Lola, trabajo otra vez, ilusionada con muchos
proyectos, ¡a mi edad!. Porque, la verdad, esto de los montajes es un trabajo
tremendo, y eso que yo no hago ningún esfuerzo, o sea, cargar y descargar,
llevar de un lugar a otro, colocar, etc. Todo eso me lo hace Caty, un encanto
de paciencia que trabaja aquí en casa.
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