miércoles, 12 de septiembre de 2012
Hidalguía
Ayer murió San Volante, mártir. Era el famoso Toro de la Vega, torturado y asesinado por "tradicionalistas" radicales.
Hoy, 12 de Septiembre, "El País" publica un interesante artículo acerca de la muerte del toro. El Patronato del Toro de la Vega declaró nulo el torneo porque no se cumplieron todos los requisitos para que el animal muriera "como Dios manda"; al lancero que lo mata se le supone "poseedor de hidalguía" y, según el artículo, no se mostró muy hidalgo que digamos, lo que provocó la indignación de los celosos verdugos.
Pues miren por dónde: Volante remató su última faena arrebatando a la fiesta la hidalguía, el honor o lo que sea. ¿Se estará riendo desde el cielo?
Tengo entendido que algo así ocurre con el "hara-kiri", el suicidio ritual japonés. Para ejecutarlo hay que seguir una serie de reglas que, si el infeliz en ese trance no cumple debidamente, aunque resulte bien muerto la muerte no le sirve de nada, pues ha sido sin honor.
Dice también el artículo de "El País" que por esos lares se afirma que las hogueras de la Inquisición son mentira, pura leyenda, pero que "lo suyo, lo de alancear un toro, es una tradición de verdad".
Y por eso, por la tradición y por matar sin hidalguía, los del siglo XXI están pidiendo otro toro para repetir la fiesta. Olé.
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