jueves, 13 de septiembre de 2012

"La respuesta perfecta"




"Y dale con el Toro de la Vega", dirán muchos. Pues sí; los que sufrimos con el sufrimiento de cualquier ser vivo, seguiremos rompiendo una lanza (y nunca mejor dicho) a favor de terminar con las tradiciones bárbaras.

San Volante, mártir, murió el 11 de Septiembre. Y hoy vuelve a aparecer en "El Mundo" otra carta con el título "Asesinato en Tordesillas"; la firma don Carlos Luis Ruiz, de Córdoba. Y aquí, una servidora, tiene también algo que añadir.

A mí me parece la carta de don Carlos Luis Ruiz muy bien pensada y razonada, de la primera a la última palabra. Y afirma, irónicamente, que es una "pena" que el toro fuese lanceado por dos caballistas a la vez y, "encima", fuera del lugar "apropiado" para ello; por lo que el festejo ha sido declarado nulo. Convengo con don Carlos en que es una verdadera "pena". ¿No pedían los lugareños otro toro, para repetir la faena y hacerlo todo "como Dios manda"?

Mi granito de arena en esta lucha contra las salvajadas que aún perduran en nuestro país, es ofrecer una frase de Walter Benjamin.

Se afirma e insiste en que esos espectáculos de sangre y sufrimiento son tradiciones, cultura, referente antropológico fundamental. ¿Cultura, dicen? La respuesta a esto la escribió Walter Benjamin, y es tan perfecta, tan perfecta, que "mejor, imposible":

                        "No hay ningún documento de la cultura
                     que no sea también el de la barbarie".

Esta frase está escrita en una lápida sobre su tumba, en alemán y en catalán. Me hice una foto a su lado, cuando visité el lugar. El escritor alemán Walter Benjamin murió en la frontera franco-española, en 1944, y está enterrado en Port-Bou, Girona.

Su historia es impresionante, por lo triste. El escritor, de origen judío, había huído de Alemania a Francia, de donde volvió a huir al ser tomada por los nazis. En la frontera franco-española, al intentar viajar a Estados Unidos, fue detenido por la policía española y, ante la amenaza de ser entregado a los nazis, se suicidó. Me contaron que su equipaje era mísero, que lo único que le quedaba en el mundo era una vieja maleta con los manuscritos de sus obras.

En mi visita a su tumba pensé mucho en aquel hombre, solo y desesperado, cargado con su talento y sus escritos, y sin más porvenir que la muerte.

La pureza de la sangre, de la raza; la pureza de la fe, las tradiciones bárbaras... Mi pequeña opinión es que ya hay bastante de todo eso.

Va por ti, San Volante.

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