miércoles, 30 de enero de 2013

Una pacifista de altura: "La Reina Henhebra".






Hoy, en numerosos colegios, se celebró el Día Escolar de la No Violencia y la Paz. Se viene haciendo desde 1964 y está reconocido por la ONU desde 1993. Además, se conmemora la muerte de Gandhi, asesinado por un integrista hindú en 1948.

¿Y de qué "Paz" hablamos? ¿De la "Pax romana”? ¿Se ha cumplido el sueño de Gandhi? ¿El de tantos otros pacifistas? ¿Se cumple el lema "Paz y Bien" de la Orden franciscana? ¿Dónde anida la famosa paloma blanca? ¿Duerme también?

No tengo respuestas para tantos interrogantes. Y mis armas para luchar por la paz son solamente dos de mis cuentos: A los gatos les gustaba Ana y La Reina Henhebra y las Damas de la Tabla Redonda (La leyenda del ajedrez).

En el primero de esos cuentos, una niña convertida en ratón debe ir a la Montaña del Tiempo en busca de un ungüento para desencantarse. Es una montaña de tres lados: Pasado, Presente y Futuro. Y es en el Pasado donde se encuentra (y debe estar) todo lo que significa violencia: armas, material bélico, etc., olvidado y semi-enterrado entre musgo y florecillas silvestres. Tengo, para ilustrar el cuento, unos cascos auténticos de las dos guerras mundiales, además de una bala que hirió a mi padre (y casi le arranca el pie) en la guerra civil española.

En el segundo cuento La Reina Henhebra y las Damas de la Tabla Redonda (La leyenda del ajedrez), esta Reina pacifista, y harta de las guerras provocadas por los hombres, sueña y logra imponer que, en lo sucesivo, las batallas se libren en un tablero de ajedrez, para terminar así con las guerras de verdad.

Vaya, pues, mi granito de arena para esta conmemoración, que ojalá no se quede sólo en el “sueño” de tantos. Ni en el de la Reina Henhebra, con sus batallitas en el famoso tablero...

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