lunes, 11 de febrero de 2013

"Guerra y Paz" - "¿Corrupción y Guerra?"




Desde que tuve conocimiento, allá en el siglo XX de mis años mozos, de las dos guerras mundiales más una guerra civil española, uno de mis grandes deseos, tal vez algo egoísta, era llegar al fin de mis días sin haber vivido una guerra.

No sé si lo conseguiré, dada la situación en este país.

Corrupción e indignación sacuden a España, que se ha convertido en un arbolito azotado por un huracán. Sin nadie que lo defienda, ¿qué pasaría si el arbolito sucumbe al huracán?

Corrupción e indignación han subido tanto que ya es preocupante una posible consecuencia: ¿se llegará a las armas? Por suerte, parece que hoy la gente (sobre todo los jóvenes), no se muestra muy dispuesta a que la sangre llegue al río. La gente está batallando sin armas, sin armas de fuego. 

Yo no sé cómo empieza una guerra civil, ni ninguna otra. Mi padre sí lo sabía, pues la vivió y fue herido por una bala que casi le arranca un pie y lo dejó cojo de por vida. Al parecer, al ser herido tuvo la presencia de ánimo suficiente para guardarse la bala y, ya casado con mi madre, ella la mandó vaciar y llenar el hueco con una figura de la Virgen del Pilar.

Yo tengo esa bala. Siempre quise que mi padre me contara todo lo referente a ella; aunque es auténtica, quería asegurarme de que es la que le hirió de verdad. También quería que me contara todo lo referente a la guerra civil, pero siempre se negaba. Decía que ya me lo contaría, cuendo yo fuese mayor; pero mi padre murió antes de eso, y me quedé sin historia. Nunca quiso mi padre hablar de la guerra, y se ponía nervioso cuando yo le preguntaba. Pero cuando yo tenía 9 años, viviendo en Venezuela, escuché (sin que ellos lo supieran) que le contaba a mi madre, llorando con desesperación, la agonía de un montón de monjas que acababan de ser fusiladas. Hablaba casi a gritos, y con tantos detalles, que me asusté y fui corriendo a esconderme en mi cuarto. Nunca hablé con mis padres de lo que había escuchado, y nunca lo he olvidado ni lo olvidaré.

Por favor, sigamos defendiendo este arbolito, que no lo arranque el huracán...
 

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