miércoles, 21 de marzo de 2012

Mi querido escritor, James Krüss. Hijo Adoptivo de Gran Canaria.



La semana pasada fui al Teatro Cuyás, a la entrega de Honores y Distinciones. Se nombraba Hijo Adoptivo a James Krüss, un escritor alemán afincado en Gran Canaria durante muchos años hasta su muerte, ocurrida también hace muchos años. Siempre me extrañó que no se hablara aquí de James Krüss ni se le hiciera ningún homenaje; alguien que tanto amaba a estas islas en general y a esta isla en particular.

James Krüss nació en Helgoland, una isla minúscula en el Mar del Norte. Después de servir en la Segunda Guerra Mundial y alcanzar la fama como escritor, se vino para acá, a una preciosa casa por el barranco del Guiniguada. Y allí lo conocí. Yo y los de la Asociación Andersen para la Literatura Infantil. Pues dicha Asociación sí que se ocupó de él, y le dedicamos unas Jornadas en Maspalomas. Y también le hice una entrevista "imaginaria y mágica", que se publicó en el Diario de Las Palmas el 28 de Marzo de 1996.

Fuimos varias veces a su casa, y a la gran fiesta que se le preparó cuando recibió otro premio más, creo que el del Mérito al Trabajo, por el gobierno alemán.

Contaré la anécdota de esas Jornadas en Maspalomas. Fue muchísima gente, y también escritores e ilustradores de la Península. Al  terminar las Jornadas, nos volvimos a Las Palmas, con tres coches cargados de personas y de todo el material que habíamos necesitado. En mi coche venían los libros del escritor (en varios idiomas), discos de los años 40 y 50, material de sus actividades con niños y en colegios; y también sus premios, entre los que estaba el preciado Andersen (el Nobel de la literatura infantil).

El plan que teníamos era dejar los coches por la zona del mercado de Vegueta, llevar a los peninsulares a ver nuestras bellezas (el CAAM, Casa de Colón y Museo Canario, entre otras) y luego trasladarlos al aeropuerto para su regreso a la Península.

Pero yo... Bueno, la verdad es que soy desconfiada y no me gustaba mucho la idea de dejar aparcado el coche en ninguna parte, cargado como estaba con los tesoros del escritor. Conque me empeñé en "darme un salto" a mi casa y descargar el coche y la conciencia. Dicho y hecho. Luego, regresé a Vegueta y aparqué por allí, menos desconfiada pero más calmada. Nos lucimos ante los visitantes, comimos y fuimos en busca de los coches para el traslado al aeropuerto. Mi coche, vacío, y en los otros dos, como ya dije, el material de las Jornadas, equipajes, etc. Lo habían robado todo.

Tengo algo que me regaló James Krüss, que aprecio como un tesoro. Es una libreta en forma de libro hecho en "collage", todo a mano. Está ilustrado con recortes de revistas, apropiados al texto, escrito de manera ingeniosa. La pena es que está en alemán y no lo entiendo. De visita en su casa un día, tenía el libro por allí y me puse a mirarlo con mucho interés, porque yo también hago "collage". Viendo mi interés, James Krüss tuvo la generosidad de regalármelo. Lo tengo en mi lista de cosas a salvar en caso de incendio o catástrofe; después de la perra, claro. Ah!, y de mi hija.

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